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En continuidad al post anterior, otro de los aspectos fundamentales que los cirujanos valoramos en la cara es la denominada divergencia anterior, me explico, esto hace referencia a lo adelantada que está la cara con respecto a la nariz. Al hacer una foto del perfil de un paciente y trazar una línea perpendicular al suelo que pase por la raíz de la nariz, para cumplir la norma de una buena estética o cara bonita, gran parte de la cara debe de quedar por delante de dicha línea.
Debe de verse cierta convexidad formada por los labios y la boca con respecto a la base de la nariz y la mandíbula.
Distintos autores dan diferentes medidas, pero existe una gran variabilidad genética dentro de los humanos que debemos tener en cuenta. Parece claro que ese adelantamiento debe de ser mayor en las mujeres, más cuanto más jóvenes y más en las razas latinas y en las orientales que en las caucásicas del Norte.
En muchas ocasiones el ortodoncista lo puede conseguir, si el defecto es pequeño, inclinando los incisivos hacia delante y así mejorando la proyección labial. En otras ocasiones, el defecto es tan grande que el tratamiento con ortodoncia no puede solucionar este problema. Es entonces cuando se requiere la movilización hacia delante del maxilar, de la mandíbula o de todo el complejo máxilo-mandibular en el caso de que la cara sea biretrusiva. Esto es lo que consigue la cirugía ortognática.
En los cambios que realizamos tenemos en cuenta parámetros como el sexo, la edad y la raza.
Los perfiles más adelantados (protrusivos) son mejor aceptados en los países latinos y en los de ascendencia africana. Las razas anglosajonas y nórdicas aceptan mejor los perfiles más retrasados. No obstante, en cada caso explicamos al paciente nuestra planificación y sus deseos también guían nuestra cirugía ortognática.
Otro de los factores fundamentales en la estética facial es la tensión de los tejidos blandos. Cuando consideramos una cara bonita, ésta tiene cierta tensión en la piel, es decir no posee arrugas y no existe flacidez de la piel ni de los tejidos subyacentes.
Para obtener lo que consideramos una cara bonita o estética, no siempre es necesaria la cirugía ortognática. Se puede conseguir de muchas otras maneras: con la aplicación del tratamiento con toxina botulínica, que relaja o evita la contracción de los músculos faciales sobre todo en la zona del tercio medio facial (frente, patas de gallo y entrecejo), ha evitado muchos tratamientos quirúrgicos.
Sus evidentes ventajas chocan con la necesidad de la repetición de los tratamientos pasados ciertos meses para mantener los resultados.
Otra de las maneras de conseguir mayor tensión en las partes blandas, y por tanto una cara bonita, es introducir en ellas parte de la sustancia más básica que se ha ido perdiendo con el paso de los años. Las infiltraciones con ácido hialurónico y con hidroxiapatita consiguen este efecto de manera transitoria sin necesidad de recurrir a la cirugía.
No. Como todo en medicina, debemos personalizar cada tratamiento en función de cada caso. Muchos pacientes, lo que necesitan es un tratamiento quirúrgico para solucionar su problema estético.
Las dos técnicas quirúrgicas más clásicas que solucionan este problema son, por un lado la ritidectomía (lifting) y la cirugía ortognática por otro.
En el lifting, al resecarse parte de la piel, se tensiona el conjunto hacia la zona más posterior y superior del esqueleto facial. La cirugía ortognática de avance, consigue, al aumentar o adelantar el soporte óseo, también una mayor tensión de los tejidos blandos.
Si la falta de soporte óseo se debe a una posición inadecuada de los elementos del esqueleto facial (pómulos, maxilar superior y mandíbula) debemos desplazarlos hacia delante para lograr la adecuada posición de la máscara facial. En los casos de avances maxilo-mandibulares debemos acompañar nuestra cirugía con un correcto tratamiento de los tejidos blandos. A veces, realizamos otras técnicas complementarias (liposucción cervical, injertos grasos, blefaroplastias, cantopexias, etc.).
Si la falta de sostén de estos tejidos blandos no depende ni de los de la posición de los dientes ni de los huesos sino del propio envejecimiento facial y de la gravedad, la solución claramente es la realización de un lifting facial.